“Hay reglamentos para todo, y así debería ser también en el mar” Ilena Zanella, Misión Tiburón

¡Que viva el Martillo!
En ese pedazo del mar Mediterráneo que baña Cerdeña. Allí, durante muchos meses de vacaciones veraniegas, aprendió a nadar Illena Zanella, la mitad de Misión Tiburón. “Pasaba como loca en el agua. Almorzaba ahí metida. Mi madre hasta se asustaba”, recuerda. A bucear le enseñaron años después, con 17, cuando su familia se instaló en Costa Rica y la joven italiana conoció el Pacífico. Su adicción la llevó hasta la facultad de Biología Marina, donde además aprovechó cada oportunidad (en forma de proyecto o tarea de clase) para profundizar en su conocimiento sobre los escualos, el animal que la cautivó y al que hoy dedica gran parte de sus días.
¿Cómo acabó compartiendo vida y familia con los tiburones?
Me apasionaban desde niña. Cuando salí de la Universidad le pregunté a los profesores cómo podía seguir mi trabajo con ellos y todo el mundo me decía que me fuera a México porque nadie estudiaba tiburones aquí. Yo no entendía que hubiera que salir de un país como Costa Rica para estudiar algo como lo que yo pretendía. Estuve a punto de desistir y empezar en acuicultura, pero hice mi práctica de campo en la isla del Coco y ahí terminé de enamorarme de los tiburones. La primera vez que vi un martillo me quedé sin aire. Busqué una maestría en manejo y cuando terminé ya Randall (Arauz) había empezado a trabajar en concienciación y en el terreno político contra el aleteo. Ahí me acerqué a PRETOMA y empecé con ellos gracias también a un proyecto de CI. Con Andrés (su esposo) decidimos enfocarnos en investigación y educación ambiental. Sigue leyendo →