En el lugar que otros queques reservan para la figura de un superhéroe o de un dibujo animado, lucía la imagen de un escualo en el del primer cumpleaños de Ámbar. Símbolo de la fusión entre la vida personal y profesional de Illena Zanella y Andrés López. Padres de la pequeña Ámbar y de Misión Tiburón.
Conservación Internacional se cruzó enseguida en el camino de la pareja. A Marco Quesada, director de Conservación Internacional Costa Rica, ya lo conocían por su vínculo con la agrupación que preside Randall Arauz. Fue él quien les comentó la posibilidad de un proyecto con tiburones martillo que habría que desarrollar en Golfo Dulce.
“No teníamos ni idea de la importancia del sitio”, apunta este dúo convertido en ONG. No tardaron en percatarse de que estaban ante una zona clave para la especie, objeto de un estudio transformado en proyecto innovador de suma importancia para la región. “Hasta entonces, los esfuerzos siempre se habían enfocado en áreas oceánicas y nosotros nos enfocamos en la costa”, explican.